El blog de juanfratic: Investigando en Educación, en TIC, en el aprendizaje, y otras cosas de la vida. Profesor de ESO preocupado en hacerlo mucho mejor y en ser feliz. Siempre en obras: compartiendo.

domingo, 23 de junio de 2013

Evolución en el arte del "cheating". De la chuleta 1.0 a la 3.0

Al igual que la educación, o igual no ;-) , el arte de "copiar" en un examen, ha evolucionado a lo largo de todos estos años. Uno, ya empieza a tener sus años y recuerda no sólo las chuletas utilizadas por los primeros alumnos que tuvo sino también aquellas que cuando uno era alumno se utilizaban mayormente entre los compañeros de clase. Desde hace un tiempo, me he dedicado a recoger objetos y pruebas materiales de este arte y crear mi pequeña colección, mi Pequeño Museo de la Chuleta (Por cierto, actualmente y por diversas razones que explicaré en este post, este museo se nutre de las donaciones y aportaciones voluntarias de particulares, así que estoy receptivo a ellas, gracias :-)


Atrás han quedado aquellos lápices con la tabla de multiplicar, o aquel bolígrafo más sofisticado que tenía una pestaña extraíble de la que tiraba una banda de papel donde habías podido escribir un limitado número de conceptos de la asignatura en cuestión.


Obras de arte eran aquellos bolígrafos Bic en los que pacientes alumnos con un pequeño alfiler habían manuscrito apartados enteros de las lecciones objeto de examen. No conservo ninguno de los que utilizaban algunos compañeros míos en mi etapa de alumno, pero si tengo dos donaciones actuales de un par de alumnos míos.


Qué decir de lo mucho de si que da el cuerpo de uno. Era curioso ver en clase, alumnos que  en los examenes finales, ya entrado el verano, se presentaban con camisas y suéteres de manga larga, y que debajo de esas mangas aparecían escritos sobre la piel numerosos contenidos, posibles respuestas de las preguntas del examen. 


Recuerdo como si fuera ayer, siendo alumno de 1º de BUP, en un examen de Matemáticas, a un par de compañeros de mi clase no se les ocurrió otra cosa que escribir las fórmulas de trigonometria que entraban en ese examen con tiza en el techo del aula. Claro, ni ellos ni el resto de clase contábamos que iniciado el examen, nuestro profesor optó por reclinarse en la silla y casí instantáneamente se percató de tal fechoría prometiendo suspendernos a todos por ello. O aquellos pequeños trozos de papel con el mayor número de contenidos condensados en dichas porciones de celulosa, cosa que permitia que ante el riesgo de ser pillados, se pudiese optar por comérselos, aunque sin sal ni acompañamiento ;-)


Borradores que no era lo que realmente aparentaban, más que borrar, servían para incorporar fórmulas y contenidos al examen.


Cuando llegó la moda de las faldas plisadas, fue una salvación para muchas compañeras de clase, que entre pliegue y pliegue del tejido de la falda, incorporaban largas tiras de papel con los contenidos íntegros de la asignatura allí redactados, y que decir de aquellas pequeñas reglas que ocultaban pegatinas o trozos de papel incorporados a la regla con un poco de celo, o las calculadoras que en su parte posterior o en la funda de las mismas ocultaban fórmulas y contenidos.


Más adelante surgieron las calculadoras más sofisticadas, con pequeñas unidades de memoria que permitían incorporar pequeños textos en dicha memoria que podia ser consultado en el momento del examen sacando de un apuro a más de uno.


Las nuevas tecnologías irrumpían con fuerza en el mundo, y en el arte del "cheating" no iba a ser menos. Así, primero fueron los móviles en los que se podía consultar mensajes o contenidos memorizados en ellos. Los mp3 en los que se guardaban lecciones enteras dictadas y que mediante pequeños y disimulados pinganillos se podían ir escuchando mientras se iba realizando el examen. Luego también fueron sustituidos por pequeñas emisoras de radio en las que un compinche del examinado iba transmitiendo los contenidos solicitados en el examen a éste que podía ir recibiendo en su dispositivo receptor y de nuevo con unos pinganillos, dicha información.


Pero la cosa no ha terminado ahí. Aunque parece que sea un descubrimiento de este año, ya hace unos cuantos años que ha irrumpido con fuerza el reloj-chuleta. Un reloj táctil en el que puedes ir consultado pantallazos con los contenidos que previamente le hayas incorporado a la memoria del mismo.


Aquí habéis podido ver algunas piezas de mi particular colección de chuletas, recogidas a lo largo de estos años de docencia entre las donaciones hechas por los propios alumnos y otras requisadas en su momento. Lástima que últimamente ya no realizo exámenes y que al ser más caras y sofisticadas las chuletas 3.0 de hoy en día,  si son pilladas por otros compañeros, son devueltas y si no lo son, las donaciones de estos artilugios por parte de los alumnos hacia mi colección, se vuelven harto difíciles que se den ;-)

Tiempo al tiempo, la evolución no ha acabado, y con la que nos espera, las chuletas REVALIDArán su fama y época de esplendor. 

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